martes, 23 de abril de 2013

Entrevista a Laura Mascaró en la revista ABC del Bebé

Cuando Laura estuvo en marzo en el evento de EnFamilia, tuve la oportunidad de contactar a Karen Sánchez quien le realizó a Laura una entrevista para la revista ABC del Bebé (Edición 75, abril 2013, pg 60 - 64), que trata los temas de embrazo, parto y primera crianza, es de circulación nacional y me hace muy feliz que el tema de educación en casa tenga un espacio público de fácil acceso para muchas personas, más aun con esta entrevista sencilla, clara y con una mirada muy conciente, como es la mirada de Laura. Espero la disfruten y sea un punto de referencia positivo entre la prensa colombiana y la educación en casa.













viernes, 12 de abril de 2013

¡ASÍ NO!

Cada día nacen más de 300.000 niños en todo el mundo. Cada día hay 300.000 mujeres pariendo.

Parir-Nacer. El punto de vida fundamental de la sobrevivencia de la especie, pasa hoy en día oculto.

Nuestras abuelas o bisabuelas parieron en la casa. Son solo 60 años los que han transcurrido para que las mujeres hayan terminado en un hospital, con médicos y enfermeras, líquidos endovenosos, monitoreos fetales e inducciones químicas. La medicalización del parto inicia 200 años atrás, pero sólo en las últimas décadas la gran mayoría de partos suceden en los espacios hospitalarios. Medicalizar el parto es un arma de doble filo, a mayor intervención mayor probabilidad de una complicación: contrario a lo que se cree, la cesárea no es más segura que el parto vaginal, las cesareas tienden a tener el doble de complicaciones. El 85% de los partos se suceden sin niguna complicación, es la pura naturaleza actuando, eso quiere decir que en términos reales solo un 15% necesita una atención especial, entonces, ¿por qué la tasa de cesáreas en Colombia es del 37% y en los hospitales privados es superior al 60%?

La mujer que está por parir por primera vez, ya sea porque haya iniciado trabajo de parto o sea porque éste va a ser inducido, llega con mayoritaria frecuencia al hospital con un total desconocimiento de lo que va a suceder. Ha recibido un "curso psicoprofiláctico" que es un dibujo tenue y borroso de lo que será el parto, que ha sido diseñado para que la mujer acepte como una cosa natural todos los protocolos e intervenciones médicas, un curso donde la condición humana de la mujer se desdibuja y se transforma en un objeto de manipulación médica.

Lo común a todas las mujeres que van a parir a los hospitales es la soledad y la indefensión.

Sola. En casi ningún hospital permiten con naturalidad el ingreso de un acompañante; en los privados por protocolo con la excusa de que "entorpecen las cosas", "los padres se desmayan con la sangre" o simplemente que el espacio no está dotado para albergar a estos "intrusos"; en los públicos ni se explica. A lo más dirán que no hay espacio, que atienden 40 o más partos al día y que esto se complicaría mucho más si además hay 40 acompañantes.

Indefensión. Es uno de los momentos de mayor vulnerabilidad en la vida de una mujer, en parte por desinformación, en parte porque hemos perdido la confianza y la sabiduría de parir como especie. La mujer está ansiosa, no sabe que está pasando ni qué va a pasar, por lo cual tiene muchísimos miedos, y dudas, y no hay nadie que le hable, que le de confianza, que la quiera, escuche y comprenda. No tiene más opción que confiar ciegamente en lo que le dicen médicos y enfermeras: que si no se deja hacer cesárea su bebé puede morir, que se quede quieta en la camilla o si no "es peor", que la anestesia es segura y así no va a sentir nada y su bebé va a nacer bien. Nadie la ve como un ser humano, nadie empatiza con ella, porque es solo un protocolo, un procedimiento mecánico, un contenedor el cual hay que desocupar sin importar el cómo, porque no es "alguien", es "algo".

Y hay que sumarle a eso los comentarios y las imposiciones de médicos y enfermeras: que no se queje tanto que cuando estaba haciendo el bebé ahí si no se quejaba, que parece que no va a poder parir porque es de cadera angosta, que se calme que está muy nerviosa, que no está respirando bien, que no se pare ni camine, que no tome nada.

En un espacio hospitalario una mujer en trabajo de parto es infantilizada, no tiene control sobre su cuerpo, no puede hacer lo que quiere, todo le es impuesto. Es como el primer día en el jardín de niños, uno no sabe por qué está allí, ni qué va a pasar, no entiende porque sus padres lo han 'abandonado' en ese lugar al cuidado de extraños y aunque trate de decir lo que quiere y lo que no, terminará haciendo caso, obedeciendo sin chistar, porque no queda otra opción, es un mecanismo de conservación.

Sobrevivir al parto hospitalario. Eso es lo que toda mamá espera. Que cuando tenga a su hijo en brazos y salga de ese lugar pueda desechar todos los miedos, angustias y rabia de lo vivido allí y dejarlos sellados en el último rincón del recuerdo, de la conciencia. Pensar que fue un momento horrible pero que valió la pena, esa es la reflexión que se hace cuando se ve reflejada en los ojos vivaces de su bebé. Optar por la resilencia, no queda más.

Pero muchas veces el camino no termina con la salida del hospital. La herida de la cesárea le recordará la experiencia un par de décadas, aun años después a veces duele o pica. La episiotomía, practicada sin su consentimiento, y en la mayoría de casos sin necesidad, le recordará varios meses que el episodio aun no está superado. La episiotomía arde hasta las entrañas, duele varias semanas al sentarse y al asearse, y se siente durante años cuando se tienen relaciones sexuales.

Para la mayoría este es un pequeño reflejo de lo vivido. No es una exageración. Son muy afortunadas las pocas personas que han pasado por una experiencia de parto hospitalario tranquilo y satisfactorio. Y por supuesto, siempre habrán médicos y enfermeras humanos que son luz en la oscuridad, pero son una reducida minoría.

No importa cuánto promulgue la OMS el parto respetado, no importa que la ley le otorgue a la mujer y a los papás derechos al momento de parir, todo cae en el olvido en las instituciones de salud. Así es más fácil para ellos. La salud se convirtió en un negocio cuando debería ser un servicio.

Pero esto puede cambiar a favor de las mujeres, los recién nacidos y los papás. Son las mujeres a parir las llamadas a reclamar sus derechos, a exigir a las instituciones su derecho a estar acompañadas e informadas, a un trato humano por parte del personal médico, a que se respete su cuerpo y no se haga nada sin su consentimiento, a decidir cómo parir porque acostadas no es la única y mucho menos la mejor posición, a estar bien atendidas sin que las asusten y sin que las convenzan a que permitan una cesárea sólo porque el médico quiere irse pronto a su casa.

Que los hospitales abras sus puertas al parto humanizado para que las mujeres de todos los estratos socioeconómicos puedan parir en el amor y que en caso de una dificultad o una emergencia, tengan todas las opciones que brindan la ciencia y la tecnología moderna para proteger la vida. Que se permita el acompañamiento de su pareja o de la persona que cada mujer elija y de una doula, para ser su soporte físico y emocional, para que su trabajo sea un complemento al trabajo desarrollado por los médicos y las enfermeras, para enseñar que sí se puede y que siempre hay otras formas de hacer las cosas.

Para que parir sea una celebración de la vida. ¡ASÍ SÍ!


domingo, 7 de abril de 2013

Detergente hecho en casa

Al ser 6 en casa pues es toda una tropa y por economía, salud y compromiso con el medio ambiente hacemos el shampoo, el detergente y el lavaplatos

Hace ya un par de años que publiqué esta entrada donde les contaba paso a paso cómo se hacía el shampoo que usamos en nuestra casa.


El detergente también es hecho en casa desde hace unos 10 años y quiero compartirles cómo lo hacemos. Básicamente es la misma receta que usamos de base para hacer el shampoo, las cantidades cambian y un par de detallitos.

La base del detergente casero líquido es texapón (en algunos países le conocen como genapón) que es Lauril eter sulfato de sodio. Yo lo compro en la calle Jimenez con 13. Un kilo vale aprox. $8.000. El texapón es el saponificador, es decir, es lo que le da la característica de jabonosa al detergente. Es un sub sub sub derivado del petróleo, que se degrada facilmente, es decir, tiene una base inorgánica pero es muy amigable con el medio ambiente. Corta la grasa muy bien.

El siguiente ingrediente es la sal marina, que para este caso no tiene que ser de la mejor calidad ya que no la vamos a ingerir. La sal marina trabaja como espesante y para los que creen en las energías de la naturaleza, también hace limpieza energética a las cosas.

Luego está la infusión de aromáticas. Aquí pueden poner lo que les guste, de todas maneras el nivel de concentración de las aromáticas no es lo suficiente para que predomine su olor. Yo utilizo muchísimo el clavo y la canela, pero se le puede poner cualquier hierba: romero, limonaria, yerbabuena, etc. Lo importante es hacer una infusión hirviendo las hierbas muy bien y dejándola enfriar completamente.

Últimamente le estamos poniendo bicarbonato al detergente. Hay una mamá HS que lava su ropa y la de sus chicos SOLO CON BICARBONATO, así en mayúscula, le agrega a la lavadora una taza de bicarbonato y listo, eso es todo, y funciona. Así que pensé que podía ser un buen elemento para agregar al detergente. Resulta que el bicarbonato al entrar en contacto con el agua se pone 'jabonoso' así que tiene mucho sentido que le dé una mano al proceso de lavado. Además, ayuda a espesar el detergente y funciona mejor, así que hay que ponerle un poco menos que antes a cada lavadorada de ropa. Y para la loza pues ideal porque ayuda a neutralizar los olores fuertes de la cocina.

Bueno, y después de tanta carreta, esta es la receta:

  • 1kg de texapón al 70% (Texapón N70)
  • 1kg de sal marina
  • 3 litros de infusión de hierbas FRÍA (o lo que les salga, no hay una medida exacta)
  • 1 libra de bicarbonato (aunque supongo que se le puede agregar más pero esta fue la cantidad que utilizamos)
  • Agua al clima (no tibia, ni caliente, tiene que estar fría) apróximadamente unos 14 litros

No pongo una medida específica de agua porque varía, la sal no siempre es igual, ni las hierbas funcionan de la misma manera. Y yo también creo que 'la mano' de quien lo hace influye mucho (a mí me espesa más que a Iryna ¿?)

Y el procedimiento es muy sencillo pero hay que seguirlo AL PIE DE LA LETRA:
  •  Mezclar el texapón y la sal marina. Cuidado, que si no se mezclan estos dos ingredientes primero, nuelo no hay quien los disuelva.
  • Agregar el bicarbonato y mezclar con CUCHARA DE PALO (esto es por comodidad y eficiencia)
  • Agregar la infusión de hierbas FRÍA. Si el agua está tibia, o peor caliente, no espesa el detergente.
  • Y luego el agua. Nosotros le ponemos unos 10 litros y vamos revolviendo y mirando si necesita más.Y revolviendo. Y revolviendo. Porque hay que tenerle paciencia hasta que queden muy pocos grumos de texapón con sal y bicarbonato. Se puede dejar descansando un poco la mezcla para que se 'disuelva un poco' y luego continuar con la cuchara de palo
A nosotros nos gusta mucho y nos funciona bien. Ponemos una taza de detergente a una carga completa de ropa de 18 libras, y como les contaba al comienzo, por el bicarbonato se puede poner 3/4 de taza (si la ropa es de un sucio 'normal') o la taza completa para ropa embarrada. Siempre es bueno dejar remojar, al menos unos 20 minutos, ayuda muchísimo a que todo se lave más fácil y mejor.

Los detergetes convencionales son muy fuertes y limpian lo que sea, pero ¿a costa de qué? De nuestra salud y de la salud del medio ambiente.

Este no es un detergente perfecto, algunas fibras tienden a mancharse (como las medias pantalón de Anuk con las que se arrastra por todo el piso, pasto, parque y demás), pero con la ropa de algodón, jeanes embarrados de Fabián y demás funciona muy bien. Me gusta que no tenga un olor como el de los detergentes de supermercado, esos me dan un poco de rinitis, y no hay que olvidar que los olores son el primer detonador de alergias.

No se le pone ningún conservante. No es necesario. No se pudre (lo hemos tenido por 4 meses) y esa es la razón por la que las hierbas de la infusión deben estar bien hervidas.

Esta proporción de detergente que hacemos nos DURA 2 MESES Y MEDIO, más o menos, a una familia de 6 personas, con el papá que se la pasa haciendo arreglos y cosas en el teatro, dos adolescentes con ropa de trabajo del ballet y del aikido, dos niños que son bien NIÑOS, es decir, que se arrastran, chorrean, untan... Y yo :)

Y tiene un costo de aproximadamente $16.000 (es decir, 8,8US  y 7euros), o sea que gastamos mensualmente en detergente y lavavajillas aproximadamente $8.000 (es decir, 4,4US  y 3,5euros). Eso realmente ayuda a la economía de la casa :)

Ah! ¿Y EL LAVAVAJILLAS? Pues tomamos del mismo detergente y lo ponemos en un salsero o en un dispensador de jabón y listo. Si les gusta más líquido pues le pueden poner un poco más de agua. Ponerle vinagre es también una buena opción.

¡Espero que esta información les sea útil y le saquen el mejor provecho!