miércoles, 24 de octubre de 2012

De la pareja y del amor

Continuando con el post anterior, quiero rodar palabra alrededor del tema.

Creo que la idea del amor y la relación en pareja empieza casi siempre con los referentes familiares, comenzando por nuestros padres y luego abuelos, tíos y demás.

Yo me crié en un hogar donde padre y madre fueron siempre muy unidos; las pocas discusiones que se presentaban (eran muy cuidadosos de no pelear frente a nosotros) eran asuntos que jamás me hicieron sentir que su relación estaba en peligro. Llevan hoy muuuchos años de casados y aun cuando caminan en la calle se toman de la mano.

Mis abuelos maternos aun siguen hoy juntos. Mi abuela paterna quedó viuda muy joven y jamás se volvió a casar, decía que así estaba muy bien y su vida, a mis ojos, fue plena. Mis tíos paternos tuvieron siempre relaciones muy estables. Mis tíos maternos, uno se divorció en una época en la que aun era escandaloso y el otro era un mujeriego consagrado, su mujer luego de muchos años le pidió el divorcio, él se volvió a casar, pero creo que nunca la dejó de amar.

Así que siempre tuve la idea de que el amor total y la pareja única eran posibles, eran reales. Que había situaciones, que se podían presentar, inconvenientes, pero que las decisiones estaban en uno.

Siempre que he amado me he entregado completamente y eso trajo problemas y hasta el fin de un par de relaciones. Recuerdo un novio que me decía que "yo lo hacía ser una mejor persona", luego salió corriendo y volvió arrepentido como al mes y medio, pero yo ya no quería nada.

He aprendido que para amar se necesita ser valiente, para enfrentarse a sí mismo, al otro y al mundo. El amor debe ser un amor libre, por decisión, por convicción.

Para mí un amor libre no es ese formato de relación abierta, de la cual no conozco ninguna pareja que haya funcionado bien, siempre uno domina, el otro cede demasiado y sale muy herido. Aunque puede ser que a alguien le funcione pero no es lo que conozco.

Un amor libre tiene acuerdos comunes, eso hace parte del piso de la relación y eso es lo que permite que también se libere.

Amar también es una decisión, cada uno decide a quién amar y cómo hacerlo, desde quien es, desde su caracter y sus emociones, desde su filosofía, su política, su cuerpo.
Así también puede decidir dejar de amar, porque cuando una relación trae más dolor, angustia, incertidumbre y preocupación que alegría, entrega, armonía, es necesario saber que también se puede dejar de hacerlo, que puede llevar tiempo, pero se puede. O decidir sobreponerse a las malas decisiones y deconstruir y construir y continuar juntos, ese es también un amor valiente.

Siempre habrá que ceder, el que no está dispuesto a ceder tampoco está dispuesto a amar. Pero hay cosas innegociables, pero hay cosas que no se deben ceder. Hay personas que ceden tanto que hasta se pierden a sí mismas y llegan a humillarse, a subvalorarse, tanto así que pocas veces reunen de nuevo la fuerza para tomar una decisión, para rearmar su vida.

Amar es dar y el que no está dispuesto a dar tampoco está dispuesto a amar. Y dar, darse, implica confianza. Darse completamente con la confianza en que el otro recibe con amor y valora todo eso que recibe. Y hay que darse con los ojos abiertos, sin vendas.

Amar es recibir, saber recibir con amor lo que el otro da.

Silvio decía "Los amores cobardes no llegan a amores, ni a historias, se quedan allí. Ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conjugar."

Y a propósito, esta canción de Xoel López (Delux ) El amor valiente.

-------
Actualizo. Fabián lo leyó y me dice que algunos pueden interpretarlo como que aquí la situa está tenaz.... Así que, por si las dudas, nosotros estamos muy muy bien :)

lunes, 22 de octubre de 2012

Amor libre

Amar. Un verbo que lo envuelve todo.
Cuando estoy contigo me siento plena. Mi pecho se llena de amor y de felicidad, tanto que humedecen mis ojos. Soy completamente feliz.
Te amo sinceramente, honestamente, alegre y ardientemente.
No tengo nada que esconderte, pues tú de mí todo lo conoces.
No hay culpas, no hay temores.
No hay límite para amarte, mi entrega es total.

Claro, no todo es así.
Hay días en que la ansiedad, el trabajo y las miles de ocupaciones que tenemos nos nublan.
Pero eso también nos hace apreciar mucho más los momentos de armonía.

Cuando miro tus ojos, leo tu sonrisa y tu los míos, y tú la mía, no hay nada más en el mundo, y se siente eterno.
Me ofrezco y me entrego porque así lo decido, porque es mi deseo.
Ni más, ni menos. Ésta soy yo.

domingo, 14 de octubre de 2012

Tal vez es cosa de generaciones

En esta casa somos de 3 generaciones distintas: los papás, los chicos grandes y los peques. Para mí es clarísimo que mis hijos pertenecen a dos generaciones muy distintas y no hablo de tecnología sino de naturaleza humana.

Cada quien cree en los cuentos que le gusta creer. Nosotros creemos que dependiendo del momento en el que esté el planeta, el cosmos envía a las personas necesarias para que esto tienda a mejorar.

Así que leemos nuestra generación como una que abrió camino en muchos sentidos, que recibió el legado del hippismo pero también de la guerra, que se rebeló basándose en el trabajo, en el empeño de conseguir lo que se proponía, en ser tercos y hacer lo que nos gusta.

La generación de mis chicos grandes la hemos llamado "la generación perdida" porque fue una generación que se reveló al sistema con huelga de brazos caidos, su táctica consistió en no hacer, tuvieron más privilegios y comodidades que las tres generaciones anteriores juntas, tuvieron tantas y tantas opciones para elegir, que a algunos de esos jóvenes que hoy tienen entre 20 y 25 años aun hoy los vemos muchas veces perdidos, porque no han podido hallarse a sí mismos. Desbarataron el mundo pero no han sabidó qué hacer con los pedazos. Así que con frecuencia terminaron obedeciendo y tienden a asfixiarse con el sistema.

Aunque mis chicos grandes con sus 13 y 15 se mueven de aquí para allá, son el quiebre de siglo y eso hace que se muevan con vientos de ambos lados. Son seres muy bonitos de corazón y por lo mismo también muchas veces ingenuos.

Y los peques... estos peques sí que son grandes, son a veces tan adultos; son seres con una sabiduría inmensa que confronta. Saben quiénes son y qué quieren. Tienen una voz lider que se escucha por donde pasan. Parece que tuvieran claro qué fue lo que vinieron a hacer. Tienen una mente ágil y estructurada.

Así que nosotros resquebrajamos, los otros lo desbarataron y estos peques, pareciera que saben que hay que hacer con los pedazos.

En la vida cotidiana yo veo muchas cosas que son muy sencillas pero con unos matices muy interesantes. Mis pequeños siempre han tenido la capacidad de "mandar" a sus hermanos mayores con tal autoridad que la mayoría de veces ni se daban cuenta y hacían lo que este par de sutes les ordenaban. Iryna hace un par de años ya ha despertado y 'no se deja', pero al mono con frecuencia le dan tres vueltas.

Será que, hablando de generaciones, esta última vino a organizar y a liderar, y la anterior a obedecer?

Es en nuestros hijos que veremos muchos cambios que se empezaron a gestar en nuestra generación, todos esos rollos de respeto a la naturaleza, uso sostenible de los recursos, tender hacia una equidad de géneros, reciclar, consumo conciente, y tantas otras cosas, florecerán con ellos.

Y como padres, generación tras generación, nuestro objetivo será sembrar semilla, pero eso sí, la tierra ya la trae cada hijo abonada de diferente manera.

domingo, 7 de octubre de 2012

Ayer

Ayer estaba esperando a mis peques a que salieran de un curso. Había muchos niños con sus padres. Yo estaba sentada en las escaleras y un niño de unos 8 años, con andar decidido fue y se sentó en el piso, como a 2 metros de mí. Se le veía triste, muy triste y furioso. Miré al rededor y no vi a nadie que lo estuviera mirando, quién sabe donde esta su acompañante. Y recordé lo mal que se siente ser niño y estar así; pensé que sí, que nos han dicho y les decimos a nuestros niños que hablar con extraños es peligroso pero no siempre es así; de todas maneras nos hemos enseñado, y más aun en una ciudad como Bogotá, a que uno no 'ventila' sus problemas, a que estos deben quedarse en casa.

No es la primera vez que veo esta situación, y me he acercado intentando hablar pero la respuesta no ha sido positiva. Así que esta vez, saqué una hoja de papel, hice un pajarito de origami (de esos que mueven las alas) y cuando lo teminé aparecieron mis peques, les pedí que me dieran un momento, me acerqué al niño y le di el pájaro. Cojí mis cosas y me fui con mis chicos. Anuk me preguntó: por qué le das ese pájaro a ese niño? Yo le dije, porque ese niño está muy triste y tiene mucha ira, y un niño que esta triste y tiene ira nunca debe estar solo.

Al momento pasé y lo vi jugando con el pájaro. Volví a pasar y lo vi reclamándole a su mamá, ella estaba con los brazos cruzados y mirando a la distancia, pero él se veía decidido a hacerse escuchar, también había amor en él, la abrazaba por las caderas y le hablaba.